Maximino Daya
(310 - 313 DC)
Folis
Ceca Alejandría
Anv: IMP C GAL VAL MAXIMINVS PF AVG
Rev: GENIO IMPERATORIS
23,8 MM - 7,05 Gramos
ET: 2010
Maximino II Daya fue una de las figuras más destacadas del Bajo Imperio romano, gobernando entre 310 y 313 d.C. dentro del sistema de la Tetrarquía. Sobrino y protegido de Galerio, fue nombrado primero césar y luego se proclamó augusto en las provincias orientales del Imperio, especialmente en Siria, Egipto y Asia Menor.
Su gobierno es recordado por ser uno de los últimos grandes perseguidores del cristianismo. Aunque inicialmente aceptó el edicto de tolerancia de Galerio (311), pronto retomó políticas represivas contra los cristianos, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia pagana tradicional frente al avance del cristianismo. Políticamente, se enfrentó a Licinio, quien finalmente lo derrotó en 313 d.C., obligándolo a huir y luego a suicidarse.
La caída de Maximino II Daya marcó el fin definitivo de la persecución oficial y consolidó el nuevo rumbo religioso del Imperio, que poco después sería dominado por el cristianismo bajo Constantino.
$87.000,00
Maximino Daya
(310 - 313 DC)
Folis
Ceca Alejandría
Anv: IMP C GAL VAL MAXIMINVS PF AVG
Rev: GENIO IMPERATORIS
23,8 MM - 7,05 Gramos
ET: 2010
Maximino II Daya fue una de las figuras más destacadas del Bajo Imperio romano, gobernando entre 310 y 313 d.C. dentro del sistema de la Tetrarquía. Sobrino y protegido de Galerio, fue nombrado primero césar y luego se proclamó augusto en las provincias orientales del Imperio, especialmente en Siria, Egipto y Asia Menor.
Su gobierno es recordado por ser uno de los últimos grandes perseguidores del cristianismo. Aunque inicialmente aceptó el edicto de tolerancia de Galerio (311), pronto retomó políticas represivas contra los cristianos, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia pagana tradicional frente al avance del cristianismo. Políticamente, se enfrentó a Licinio, quien finalmente lo derrotó en 313 d.C., obligándolo a huir y luego a suicidarse.
La caída de Maximino II Daya marcó el fin definitivo de la persecución oficial y consolidó el nuevo rumbo religioso del Imperio, que poco después sería dominado por el cristianismo bajo Constantino.
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