Imperio Romano
Siglo III
"Bulla" de seguridad
Águila legionaria
Plomo
16,4 MM
3,9 Gramos
ET:712
Águila Legionaria:
El águila romana era un símbolo de las legiones romanas, el más importante de los signa militaria, que eran las insignias o vexilla romanas.
Acerca de las "Bullas"
Fue en la Grecia Helenística (finales del siglo IV al I a.C.) donde empezaron a usarse por vez primera los sellos de plomo, costumbre que poco a poco se iría extendiendo por el mundo romano.
El uso del sello metálico, y en concreto del de plomo, con la misión de autentificar un texto, garantizar su secreto, cobrar un impuesto comercial, marca de propiedad, etc., era muy común en la zona oriental del Imperio Romano, y su sucesor, el Imperio Bizantino, mantuvo y aumentó su utilización desde el siglo VI hasta el XIII. Fue el plomo el material más usado para sellar, ya fuera por la administración imperial (emperador, funcionarios de palacio o provincias, instituciones de mayor o menor rango, etc.), la eclesiástica, mercaderes y comerciantes.
La aposición del sello al documento dependía del soporte de la escritura y del material del sello, por lo cual podemos, en general, encontrar sellos pendientes, adheridos o estampados. El sellado en pendiente tiene su origen técnico en los sellos de metal, en concreto en las bulas de plomo, que no podían ser adheridas directamente al soporte del escrito, papiro o pergamino, por lo que se unían mediante un cordón, pasado por orificios de la hoja, cuyos extremos unía la bula.
Para realizar el sello la bola de plomo se perforaba para dejar pasar los cordones o hilos de seda que la enlazaban al documento y luego se aplastaba con unas tenazas que contenían el cuño en el extremo, facilitando la impresión un golpe de martillo.
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Imperio Romano
Siglo III
"Bulla" de seguridad
Águila legionaria
Plomo
16,4 MM
3,9 Gramos
ET:712
Águila Legionaria:
El águila romana era un símbolo de las legiones romanas, el más importante de los signa militaria, que eran las insignias o vexilla romanas.
Acerca de las "Bullas"
Fue en la Grecia Helenística (finales del siglo IV al I a.C.) donde empezaron a usarse por vez primera los sellos de plomo, costumbre que poco a poco se iría extendiendo por el mundo romano.
El uso del sello metálico, y en concreto del de plomo, con la misión de autentificar un texto, garantizar su secreto, cobrar un impuesto comercial, marca de propiedad, etc., era muy común en la zona oriental del Imperio Romano, y su sucesor, el Imperio Bizantino, mantuvo y aumentó su utilización desde el siglo VI hasta el XIII. Fue el plomo el material más usado para sellar, ya fuera por la administración imperial (emperador, funcionarios de palacio o provincias, instituciones de mayor o menor rango, etc.), la eclesiástica, mercaderes y comerciantes.
La aposición del sello al documento dependía del soporte de la escritura y del material del sello, por lo cual podemos, en general, encontrar sellos pendientes, adheridos o estampados. El sellado en pendiente tiene su origen técnico en los sellos de metal, en concreto en las bulas de plomo, que no podían ser adheridas directamente al soporte del escrito, papiro o pergamino, por lo que se unían mediante un cordón, pasado por orificios de la hoja, cuyos extremos unía la bula.
Para realizar el sello la bola de plomo se perforaba para dejar pasar los cordones o hilos de seda que la enlazaban al documento y luego se aplastaba con unas tenazas que contenían el cuño en el extremo, facilitando la impresión un golpe de martillo.
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