Aquilia Severa

221 DC

AR Denario

Ceca: Roma

Anv: IVLIA AQVILIA SEVERA AVG

Rev: CONCORDIA

RIC: 226

19 MM - 3,48 Grs

ET: 1108



AQUILIA SEVERA, UNA VESTAL EN EL TRONO ROMANO


Por Eric Paniagua


Hacia fines de 220 d.C. ya quedaba claro para buena parte de la sociedad romana que el gobierno encabezado por Marco Aurelio Antonino Augusto, antes conocido como Sexto Vario Avito Basiano, se encaminaba al desastre. A las ya excéntricas costumbres religiosas orientales del emperador, se le sumaban desaforadas conductas sexuales y un manejo totalmente dispendioso de las arcas estatales.


Heliogábalo, como pasaría a la historia por su fervoroso rol como sacerdote del dios solar El-Gabal, no parecía tener reparos en satisfacer sus deseos. Así como intentó colocar a su dios protector por encima de Júpiter, su abierta homosexualidad sumada a la frecuencia casi sin precedentes con la que mudó de esposas, dañó fuertemente su imagen frente a la sociedad romana.


En los casi cuatro años que duró su gobierno, el emperador tuvo tres esposas, con diversos episodios escandalosos intercalados. A este aparatado, probablemente el más escandaloso refiere al haber desposado a una de las llamadas Vírgenes Vestales. Hacia 220, el joven emperador parece haber conocido a Aquilia Severa, sacerdotisa de Vesta que cumplía los 30 años de celibato que la diosa reclamaba a las Vírgenes a su servicio. Para tomarla como esposa, el emperador repudió a Julia Cornelia Paula y se divorció de ella.


Las razones que llevaron entonces a Marco Antonino a desposar a una Vestal difieren entre las fuentes consultadas. Algunos autores señalan que la belleza de la Severa, hija de alta alcurnia, había cautivado a un emperador que hasta ese momento no parecía tener gran interés en el género femenino. Otros, como Dion Casio, estiman que el matrimonio fue un acto simbólico: Heliogábalo buscaba una unión entre el Sacerdote de El-Gabal y la diosa del hogar (y la fidelidad). Más allá de eso, el riesgo que asumía Aquilia era enorme: el castigo por romper el celibato era ser enterrada viva. Por razones obvias, esto le fue dispensado al convertirse en la nueva emperatriz romana.


Más allá de haber evitado el castigo, la suerte de la exsacerdotisa distó de ser buena. Además de que probablemente gozó de una alta impopularidad, su permanencia como consorte imperial fue caótica. La todopoderosa Julia Maesa, quien en primer lugar había orquestado el ascenso de (su nieto) Heliogábalo, no veía con buenos ojos la unión. En julio de 221 d.C. la abuela del emperador lo forzó a divorciarse de Aquilia, para que tomase como esposa a Annia Faustina, descendiente del otrora emperador Marco Aurelio.


La historia de Aquilia, que durante su tiempo como consorte había recibido el título de Augusta, pudo haber terminado allí, aunque parece no ser el caso. Pocos meses después de su matrimonio con Annia, Heliogábalo también la hubo de repudiar a fin de volver a buscar la compañía de su anterior esposa. Las fuentes indican que el emperador quizá incluso volvió a casarse con la vestal, siendo ella quien lo acompañó hasta sus últimos días.

Las monedas de Aquilia, que probablemente sobrevivió a la conjura contra su marido de 222 d.C, son escasas cuanto menos. Las mismas muestran un rostro sereno con un peinado sencillo. En su enorme mayoría portan la leyenda IVLIA AQVILIA SEVERA, en el anverso, siendo acompañada en el reverso frecuentemente por la figura (y la leyenda) de Concordia de pie, portando cornucopia y patera.

Aquilia Severa (221 DC) AR Denario - CONCORDIA

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Aquilia Severa

221 DC

AR Denario

Ceca: Roma

Anv: IVLIA AQVILIA SEVERA AVG

Rev: CONCORDIA

RIC: 226

19 MM - 3,48 Grs

ET: 1108



AQUILIA SEVERA, UNA VESTAL EN EL TRONO ROMANO


Por Eric Paniagua


Hacia fines de 220 d.C. ya quedaba claro para buena parte de la sociedad romana que el gobierno encabezado por Marco Aurelio Antonino Augusto, antes conocido como Sexto Vario Avito Basiano, se encaminaba al desastre. A las ya excéntricas costumbres religiosas orientales del emperador, se le sumaban desaforadas conductas sexuales y un manejo totalmente dispendioso de las arcas estatales.


Heliogábalo, como pasaría a la historia por su fervoroso rol como sacerdote del dios solar El-Gabal, no parecía tener reparos en satisfacer sus deseos. Así como intentó colocar a su dios protector por encima de Júpiter, su abierta homosexualidad sumada a la frecuencia casi sin precedentes con la que mudó de esposas, dañó fuertemente su imagen frente a la sociedad romana.


En los casi cuatro años que duró su gobierno, el emperador tuvo tres esposas, con diversos episodios escandalosos intercalados. A este aparatado, probablemente el más escandaloso refiere al haber desposado a una de las llamadas Vírgenes Vestales. Hacia 220, el joven emperador parece haber conocido a Aquilia Severa, sacerdotisa de Vesta que cumplía los 30 años de celibato que la diosa reclamaba a las Vírgenes a su servicio. Para tomarla como esposa, el emperador repudió a Julia Cornelia Paula y se divorció de ella.


Las razones que llevaron entonces a Marco Antonino a desposar a una Vestal difieren entre las fuentes consultadas. Algunos autores señalan que la belleza de la Severa, hija de alta alcurnia, había cautivado a un emperador que hasta ese momento no parecía tener gran interés en el género femenino. Otros, como Dion Casio, estiman que el matrimonio fue un acto simbólico: Heliogábalo buscaba una unión entre el Sacerdote de El-Gabal y la diosa del hogar (y la fidelidad). Más allá de eso, el riesgo que asumía Aquilia era enorme: el castigo por romper el celibato era ser enterrada viva. Por razones obvias, esto le fue dispensado al convertirse en la nueva emperatriz romana.


Más allá de haber evitado el castigo, la suerte de la exsacerdotisa distó de ser buena. Además de que probablemente gozó de una alta impopularidad, su permanencia como consorte imperial fue caótica. La todopoderosa Julia Maesa, quien en primer lugar había orquestado el ascenso de (su nieto) Heliogábalo, no veía con buenos ojos la unión. En julio de 221 d.C. la abuela del emperador lo forzó a divorciarse de Aquilia, para que tomase como esposa a Annia Faustina, descendiente del otrora emperador Marco Aurelio.


La historia de Aquilia, que durante su tiempo como consorte había recibido el título de Augusta, pudo haber terminado allí, aunque parece no ser el caso. Pocos meses después de su matrimonio con Annia, Heliogábalo también la hubo de repudiar a fin de volver a buscar la compañía de su anterior esposa. Las fuentes indican que el emperador quizá incluso volvió a casarse con la vestal, siendo ella quien lo acompañó hasta sus últimos días.

Las monedas de Aquilia, que probablemente sobrevivió a la conjura contra su marido de 222 d.C, son escasas cuanto menos. Las mismas muestran un rostro sereno con un peinado sencillo. En su enorme mayoría portan la leyenda IVLIA AQVILIA SEVERA, en el anverso, siendo acompañada en el reverso frecuentemente por la figura (y la leyenda) de Concordia de pie, portando cornucopia y patera.

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